Una vez más sobre periodismo

Mi comentario en: http://unguajiroilustrado.com/2013/04/22/reforma-economica-y-mediatica/

==Necesita hacer una Revolución Cultural más allá de la alfabetización convencional…==

100 % de acuerdo. Sólo yo nombraría esta revolución no «cultural» sino algo como «informacional» – no por las alusiones a China de Mao sino debido a su medula: es decir, alcance de un nivel cualitativamente nuevo de comprensión de las tecnologías mediaticas etc.

Por eso la solución #2 – en el clavo totalmente, sobre todo «desmontarlos ideológica y culturalmente». Sólo la palabra «consumir» yo la cambiaría – pero esto puede deberse a mi sentido mal del español, ya que para mi «consumir» implica una cierta pasividad, falta de espíritu crítico etc.

La propuesta #3 me gustó lo más. «Desafiar el modelo hegemónico mediático imperante en el mundo» es un objetivo muy digno. Aunque él les podría parecer ingenuo a algunos, a la vista de recursos financieros incomparables etc., pero a mí me parece realizable – bajo ciertas condiciones, por supuesto. Si Cuba logró hacer algo semejante (comparativamente, y no sólo) en las esferas de salud y educación formal, ¿por qué no sea posible hacerse un think tank del nivel mundial? Aunque no creo que las meras cifras de graduados universitarios serían la base suficiente para esto, de por sí, aquí haría que tener algo más. El mundo sí es un fenómeno no cuantitativo sino cualitativo, como dijo A.Einstein.

La propuesta #1 no me gusta del todo. O, digamos así, ella me suscita algunas dudas. Sí, los comprendo todos estos problemas con funcionarios partidarios quienes pueden ser incompetentes, miedosos, mentecatos, al postre, etc. – pero. Tú  dices sobre «un funcionamiento quizás ministerial, donde los directivos sean periodistas». En tu ministerio (póngasele el nombre que se le ponga) trabajarían no periodistas sino funcionarios que una vez eran periodistas. Sí, ellos podrían entender más el periodismo (mientras que se lo no olviden todo), pero eso no es tan importante, lo importante es que ellos ya trabajarían en otro sistema con otras reglas, intereses etc.

Y otro «pero» que es lo más principial – la cuestión de la responsabilidad. Si no hablamos de la privatización de medios de comunicación (lo que sería un colapso total no sólo de la Revolutión sino del propio periodismo también), ¿quién les paga a los periodistas en un Estado socialista, al fin y al cabo? El pueblo, ¿no? ¿No sea lógico por eso que los periodistas sean le «subordinados» (sujetos a rendir cuentos) de una manera u otra a este pueblo? ¿No sea lógico que haya un mecanismo que permitiría despedir algunos periodistas que empezaron trabajar contra este pueblo – siguiendo siendo pagados por él, a propósito?  Las elecciones en Cuba, con todas sus imperfecciones posibles, sí prestan tal mecanismo, mientras que la «autogestión» de periodistas – no estoy seguro de eso.

Un poco de citas sobre el tema o en torno de él. V.Lenin le responde a un periodista en 1921:

«[…] Examinemos al principio ¿cuál libertad de prensa? ¿para qué? ¿para cuál clase? Nosotros no creemos en «lo absoluto». Nosotros nos burlamos de «la democracia pura». […] La libertad de prensa en el mundo donde hay capitalistas es una libertad de comprar diarios, comprar periodistas, de seducir, comprar y fabricar «la opinión pública» a favor de burguesía. […] La burguesía (en el mundo entero) está todavía más fuerte que nosotros, más fuerte muchas veces. Entregarle tal arma como la libertad de organizarse políticamente (=libertad de prensa, ya que la prensa es el centro y la base de cada organización política»), eso significa facilitar las condiciones del enemigo, le ayudar al enemigo de clase. Nosotros no queremos suicidarnos y por eso no vamos a hacerlo. […]

«Vivificar los soviéts (asambleas), atraer a los no-militantes del partido para que ellos controlaran el trabajo de los militantes – eso sea absolutamente justo. Aquí hay un sinfín de trabajo. […] ¿Por qué no quisiera Usted hacer algo en esta dirección? ¿Preparar un folleto para el congreso? ¿Por qué no encargarse de esto? ¿Por qué hay que temer a este trabajo «negro» (acosar las prevaricaciones a través del Comité central de control, en la prensa del partido)? Por desconfianza a este trabajo «negro», lento, grave, fatigoso, la gente se dan al pánico y buscan la salida simplista: la de «libertad de prensa» (por la burguesía). […] ¿Dónde se lo ha apuntado Usted al Comité central algún abuso? ¿al igual que un medio de corregirlo, de erradicarlo? Nunca lo ha hecho. Ni siquiera una vez. […] Y en esta dirección del trabajo [la conexión entre los militantes del partido y los hombres de a pie, el control por éstos sobre aquéllos] se puede (y se debe) curar los males, si bien lentamente, pero realmente, en vez de ofuscar su razón con «la libertad de prensa», con este seductivo fueguecillo de pantano».

Pero, con todo lo dicho arriba, creo que estas cuestiones hay que examinarlas en el contexto de «la explosión del periodismo», de la «degradación de la condición social del periodista» etc., de lo que hablan Ignacio Ramonet y otros. Quisiera subrayar en su discurso del enlace el fragmento siguiente:  «Pero también estamos ante una ocasión excepcional para la nueva generación de periodistas. […] Estas nuevas herramientas tecnológicas permiten ahora a un grupo de jóvenes periodistas organizarse con muy poco material y así se pueden crear nuevos medios de comunicación, nuevos periódicos, etc.»

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